Y AHORA, ¿A QUIÉN MIERDAS VOTO?

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Se acercan unas nuevas elecciones y muchas de nosotras no sabemos a quién votar.
Tenemos la sensación, y lo tenemos bastante confirmado por vuestros mensajes privados por Instagram, de que la mayoría andamos muy perdidas y no nos sentimos representadas por ningún partido político.
Está claro que es muy difícil coincidir 100% con las propuestas de un partido u otro pero ir a votar es importante.
Exigir a los políticos altura de miras y unas políticas que favorezcan al pueblo es lo mínimo que podemos pedirle a esta democracia, aunque esto parezca una utopía.

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El uso de Lucas (el perrito que Albert ha usado para ablandar corazones), la irrupción de la extrema derecha y su grito “A por ellos” (aplicable a los Catalanes en esta ocasión. En la siguiente, a cualquiera que no les procese absoluta servidumbre), una izquierda vendida a las grandes fortunas sin valentía para representar a un pueblo hastiado… 
El panorama no es el que nos gustaría, no es el más propicio para políticas valientes que pongan la vida en el centro aunque eso signifique ponerse de culo al sistema entero. Nos da la sensación de que salga quien salga “gana la banca”.

Ilustración de Laurie Lipton

Ilustración de Laurie Lipton

Nos da la sensación de que la gente, o va a votar con miedo, o va a votar con la chulería del cobarde amparado por el sistema y sus grandes élites. 
Pero muy poca con la ilusión de poder cambiar las cosas. Porque siendo realistas, las cosas siguen igual desde hace mucho tiempo.

Los grandes logros sociales nunca se han conseguido en la urnas, más bien ha sido cosa de la lucha de un pueblo cansado y luchador que ha hecho cuanto ha estado en su mano por conseguir ciertos derechos de los que hoy disfrutamos.
Si miramos atrás, veremos como eso no se ha conquistado porque los caciques, aristócratas o privilegiados decidieran ceder derechos al pueblo. No, eso ha sido posible porque este país siempre ha tenido un pueblo luchador, hermanado y capaz de ver que los intereses de todos chocan de frente con los de unos pocos.
Porque en los momentos que ha sido necesario el pueblo se ha unido para luchar junto. Y así, este país es imparable.
Lo jodido de todo esto es que los políticos y las grandes élites son conscientes de ello (incluso más que el propio pueblo). Y por eso sus estrategias consisten en dividirnos, creando confrontación para que se nos olvide la fuerza que tenemos cuando nos mantenemos unidos.
Parece que la modernidad y el neoliberalismo han roto con el sentimiento de comunidad, y recuperarlo se antoja de vital importancia si queremos ser libres.
La organización en pequeñas comunidades es necesaria y, es por eso, que algunos partidos (como Santiago Abascal ayer en el debate) hablan de libertad mientras quieren centralizar el poder. Este antagonismo sistemático de un discurso vacío y contraproducente para un pueblo que cree votar libertad mientras firma su sentencia de muerte.

Remember remember 5th of November

Hoy es 5 de noviembre y, como dice la frase anterior de V de Vendetta, es importante recordarlo. Es el día de la fallida Conspiración de la pólvora (1605).
Guy Fawkes, uno de los conspiradores, ha puesto cara a la famosa mascara de V en el cómic de Allan Moore V de Vendetta. Ilustrado por David Lloyd.

Pero Guy es solo uno de los muchos Guys que han poblado la historia. Personas que han antepuesto la comunidad y la libertad antes que a ellos mismos.
Todos estos movimientos subversivos beben de las mismas ideas de libertad. Recordemos un libro que sabéis que nos encanta, “1984”, de George Orwell.
Orwell nos cuenta, con una lucidez aplastante, en qué se puede convertir un pueblo privado de libertades, vencido al miedo de un estado represor.
Una distopía que se da la mano con V de vendetta para explicarnos una realidad que podemos ver claramente en nuestro día a día. Fake news, propaganda, y un pueblo tan vendido al neoliberalismo que ha perdido el sentimiento de pertenencia.
Sí, porque la pertenencia no es un bandera ni un himno, no es un monarca desconectado del pueblo al que rendir tributo. La pertenencia es el día a día, es la comunidad que se deja la sal, que se ayuda a pagar la luz o se presta una manta eléctrica para hacer frente al frío. 
Son las amigas que se dan la mano ante las adversidades, las abuelas que salen a la calle a luchar por pensiones dignas, el 8M, …

Pertenencia también es la carta que encuentra Evey Hammond mientras está en la cárcel, escrita por Valerie Page:

“Sé que no hay forma de convencerte de que este no es otro de sus trucos, pero no me importa yo, soy yo. 

Me llamo Valerie, no creo que viva mucho más y quería contarle a alguien mi vida. Esta es la única autobiografía que voy a escribir… y Dios!!, la estoy escribiendo en papel higiénico. 

Nací en Nottingham en 1985. No recuerdo mucho mi infancia pero si recuerdo la lluvia. Mi abuela tenía una granja en TotterBroock y solía decirme que Dios estaba en la lluvia. Al acabar el colegio, ingrese en un Instituto para chicas, fue allí donde conocí a mi primera novia, se llamaba Sarah. Recuerdo sus muñecas, eran preciosas, creía que nos amaríamos eternamente. Recuerdo que nuestro profesor nos decía que era una fase adolescente que pasaría, a Sarah se le pasó, a mi no. En 2002 me enamoré de una chica que se llamaba Cristina, aquel año se lo dije a mis padres, fui capaz porque Cristina estuvo a mi lado tomándome la mano. Mi padre no podía mirarme, me dijo que me fuera y que no volviera jamás, mi madre… no dijo nada. Solo les había dicho la verdad, ¿tan egoísta fui? Nuestra integridad vale tan poco… Pero es todo cuanto realmente tenemos, es el último centímetro que nos queda de nosotros, si salvaguardamos ese centímetro somos libres.

Siempre supe lo que quería hacer con mi vida, y en 2015 protagonice mi primera película: Las Salinas. Fue el papel más importante de mi vida. No a nivel profesional, si no a nivel personal, porque conocí a Ruth. La primera vez que nos besamos… sentí que no quería volver a besar otros labios que no fueran los suyos. Fuimos a vivir juntas a un apartamento en Londres, sembró rosas Violet Carson en los maceteros de la ventana, y toda la casa olía a rosas. Fueron los mejores años de mi vida. Pero la guerra norteamericana se recrudecía cada vez más. Hasta que finalmente alcanzó Londres. Después de eso no hubo más rosas; para nadie.

Recuerdo como empezó a cambiar el significado de las palabras, palabras con las que no estábamos familiarizados como colateral y entrega, empezaron a dar miedo. Mientras que otras como fuego nórdico y artículos de lealtad empezaron a cobrar poder. Recuerdo que diferente pasó a significar peligroso, aún no lo entiendo… ¿Por qué nos odian tanto? 

Detuvieron a Ruth mientras hacía las compras… nunca en mi vida he llorado tanto… No tardaron en venir a por mí. 

Es extraño que tenga que pasar el final de mi vida en un lugar tan horrible, pero durante tres años, recibí rosas, y no tuve que arrodillarme ante nadie. Moriré aquí, cada centímetro de mí perecerá, cada centímetro… salvo uno. Un centímetro, algo pequeño y frágil, y lo único que merece la pena conservar en el mundo. Nunca debemos perderlo o entregarlo, nunca debemos dejar que nos lo arrebaten… Espero seas quien seas que escapes de este lugar, espero que el mundo cambie y que las cosas mejoren, pero lo que espero por encima de todo, es que entiendas lo que quiero decir cuando te digo que aunque no te conozca, y aunque puede que nunca llegue a verte, a reírme contigo, a llorar contigo o besarte…, te amo, con todo mi corazón… te amo.”

Valerie

*Esta es la carta de la película pero os recomendamos leer la del libro (para nosotras mil veces mejor).

Antes éramos de las que pensaban que la política no servía para nada, pero estábamos muy equivocadas.
Los políticos no sirven para nada pero la política lo puede cambiar todo.
Cada acto que realizamos como individuos es un acto político.

En nuestra época no existe tal cosa como ‘mantenerse fuera de la política’. Todas las cuestiones son cuestiones políticas, y la política misma es una masa de mentiras, evasivas, tonterías, odio y esquizofrenia.
— George Orwell

Tenemos una sensación de vacío.
Nos da pena que este país se haya olvidado de luchar. Que nos hayan comido tanto la cabeza con migajas neoliberales que hayamos cedido nuestro honor, nuestra honradez, nuestra unión y nuestra fuerza al capital.

Miremos atrás, a figuras como Federica Montseny (primera ministra española y de las primeras europeas) que creó centros de ayuda a prostitutas donde se las cuidaba y se les daba la opción de aprender un oficio. A parte su ministerio promulgó una ley del aborto.

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Miremos a pueblos como el sevillano, el gaditano, el catalán … y su lucha contra un sistema represor del que no se sentían parte. La valentía de todos aquellos que se jugaban mucho pero que no estaban dispuestos a vender su alma al diablo.
Miremos a aquellos Guys y Valeries que se quedaron sin nada pero conservaron como un tesoro esa pequeña parte de ellos que los hace libres.

Sabemos que esto no os ayuda a decidir a quién votar, quizás un poco más a quién no votar. Pero os queríamos hacer saber que el sentimiento de pérdida es compartido.
La estrategia del “divide y vencerás” es antigua y efectiva. Napoleón y Julio César abrazaban esta máxima con firmeza.
No nos dejemos engañar. Seamos justas. Justas con nosotras mismas y con la historia.


Jessica RComentario